5 observaciones sobre las entrañas del mercadeo en Asunción (alerta, puede sonar a que estoy funando)

Mi pasión por cómo se representan los hechos en los números y en los gráficos, esa magia de los datos que en el periodismo de Paraguay está poco explorada, esa magia la necesitaba comprender y es por eso que me postulé a un puesto de analista Jr. en una empresa de proyectos de investigación de mercado y para ongs.

Un intento de periodista, un cerebro ingenuo con dos íncubos dentro (Lisa Simpsomp y Daria Morgendorffer, cada una en su discurso de graduación), eso, en una empresa de constantes roces con el status quo del mercado, tiene sus particulares apreciaciones.

Estas son 5 de los aprendizajes que recuerdo, de haber observado algunos organillos de aquello que se desarrolla en y por empresas en Asunción y Gran Asunción. Y no, no tienen que ver con hallazgos encontrados y presentados a clientes (esos son confidenciales).

Alerto que puede sonar a que estoy funando, pero no es mi intención.

1- Las empresas que no nacen desde abajo son las menos consideradas con las personas

No es un dato, que yo sepa, científicamente estudiado. Pero en mi experiencia de analista y anteriormente, periodista de negocios, pude ver que aquellas empresas cuyos dueños no iniciaron su camino desde la comodidad sino desde el propio trabajo en una clase obrera, sean grandes o pequeñas, son las que se esmeran más en impactar de manera positiva en sus colaboradores y en la sociedad.

Por otra parte, pude ver como las grandes corporaciones o aquellos proyectos de empresas que se planteaban desde la clase alta, eran capaces de aprovecharse mucho más de la emocionalidad, la compulsividad o incluso vulnerabilidades psicológicas de los consumidores.

2- El neocolonialismo se procura tanto, y tan al pedo

Prevalece en la mente de los dueños de empresas (también generalmente de las más grandes) la idea de que lo de afuera es mejor, lo mesiánico que van a hacer funcionar y revolucionar “acá”.

Esta visión encierra más a los magnates en su burbuja de opinión, fragmenta la relación del producto (y a veces hasta de la categoría del producto) con el consumidor, me animo a decir que hasta ridiculiza a ese producto o a esa categoría, en una sociedad como la paraguaya.

3- Las mujeres encuentran respuestas y soluciones, los hombres ocupan mucho lugar

La mayoría de las presentaciones de hallazgos, y me animo a decir que las pistas más preciosas a las soluciones más eficientes, eran realizadas por mujeres, una a tres, frente a directorios encabezados por hombres, quienes a su vez tenían “organizadoras de su vida” y de la vida de sus empresas, que eran también mujeres.

Esas mujeres de cargos medios, de cargos asistenciales, con larga trayectoria en la empresa, buenísimas deducciones sobre los hallazgos de las investigaciones y del cuerpo de la compañía, que incluso servían de contención al frecuente derrame de incertidumbre de sus jefes.

Es como si los cargos de confianza son directamente para mujeres, siempre y cuando se mantenga la subordinación de estas y la abnegación a la sobrecarga de trabajo.

Y sí, las presentadoras de hallazgos, sorprendiendo quizás más de lo normal, por ser mujeres.

4- Las acciones de sustentabilidad no son suficientes

Y muchas veces, no son reales.

Porque en medición, poco o nada compensan el daño que realizan.

Para estas acciones, se prioriza la percepción de los consumidores por sobre estudios científicos sociales o ambientales existentes o de posible realización.

5- El mercado te hace aspiracional, lejos de querer ser vos mismo (nada nuevo, I know)

En pocas palabras, se fomenta que el progreso económico de las personas sea motorizado por el tener más, de marcas más caras.

En mis análisis, pude ver que la aspiracionalidad, se incrementa a medida que el individuo va teniendo más contacto con elementos de clases superiores y sobre todo cuando se trata de personas que no priorizan la educación o la cultura como elementos cotidianos de su “consumo” personal.