Carol and the end of the world

El insecto
4 min readJan 2, 2024

Carol and the end of the world es una serie animada existencialista: su contenido es crítico sobre la relación y circunstancias entre humanos, su comunicación, sus sentimientos y acciones frente un modelo social presente.

Me atrevo a decir que es post apocalíptica; si bien el planeta todavía no fue destruido al iniciar la miniserie de ocho capítulos, lo que vemos es lo que sigue a un escenario que ya existió y tuvo su prevalencia: la histeria colectiva, el pánico y la destrucción de los espacios de la sociedad al descubrir que el mundo se acabaría en poco tiempo.

Es así que se incrementan las conductas pulsivas (que para cierto existencialismo pueden dar asco) o cómo se manifiestan los temperamentos de las personas en la tierra. Los riquillos con sus viajes snobs para despertar la conciencia, la búsqueda del otro solo para hacerlo objeto de apego emocional, la espiral del silencio en grupos sociales frívolos, comprar la idea de vivir al extremo… todo esto en contraste con la angustia de un ente silencioso, solitario, algo torpe, hasta en ocasiones aburrido, pero que desde su perspectiva puede ver todo lo que los demás no.

Carol es compasiva, atenta a detalles y a pesar del miedo, no borra de su cabeza la idea de formar parte de algo, un algo entre dos o más personas que se atrevan a mirar al otro como si no fuera solo cualquiera.

El final del mundo hace que su incapacidad para encajar se incremente, por lo que ella prefiere rehusarse a vivir como si la circunstancia fuera extrema; simplemente pretende ignorar la realidad, pero esto de hecho la deprime.

Por cierto, no pude evitar establecer un parecido físico (pero también de dulzura) entre Carol y Lisa de “Anomalisa”, otra belleza de la misma corriente.

A través de los capítulos se presenta el rasgo mega existencialista de adentrarse al universo particular de determinados personajes que antes de ese sumergimiento eran nadie importante.

Es así que nace una visión distinta sobre un hombre desconocido y muerto, pero que en su desconocimiento merece la memoria de las pequeñas cosas que fue; actos de valentía de hijos que parecen crueles; la carencia de afecto de un hombre embelesado con dos ancianos de los que se enamora; la soledad en los niños; el festejo desacompañado, silencioso, de un cumpleaños…

Sin embargo, en su intento por obviar la calamidad, la protagonista ejerce el poder de no ignorar al otro a través de pequeñas acciones. Y es esto lo que cambia todo; ella (y a su vez, el contexto en el que se encuentra), pasa de ser solo ridícula o patética a notarse extraordinaria.

Carol construye su camino al final del mundo solo con la naturalidad de su convencimiento sobre la pequeñez, la conciencia del otro, la compasión y la amabilidad; de manera espontánea arrastra a quienes eran un elemento más de la frivolidad a compartir su punto de vista antes completamente incomprendido, volviéndolos especiales antes de morir (en algunos casos, después).

Entonces, en su pequeñez logra concretar acciones simples, pero mucho más radicales que cualquier intento de “vivir al extremo” solo a través de sensaciones.

Resulta que los demás, dejaron de ser una amenaza para ser una oportunidad así como dejaron de ser solo un elemento más del sin sentido; una acción pequeña, planificada y concreta puede ser mucho más heroica, difícil y aún así, peor vista que una conducta impulsiva de diversión; y lo que normalmente vemos como grande (ya sean aventuras extremas, “despertares de conciencia”, el sexo deliberado, las fiestas desenfrenadas, una vida de aventuras…) puede ser mucho menos que la nada, mucho menos que la intimidad, el silencio, la atención, la importancia de los significados en las pequeñas, muy pequeñas cosas, ya sea en el ambiente más hostil o el más rutinario.

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El insecto

El insecto es un ente digital que investiga por su cuenta y hace análisis, le importan las historias reales y en ocasiones, comparte metáforas de lo que existe.